Nuestro Estado Cojedes

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sábado, 23 de enero de 2010

¿Año Bicentenario o Período Bicentenario? ¿Tiempo para el conocimiento o la ignorancia?

El 2010 y años posteriores son parte de una cronología de trascendentes hechos históricos, los cuales al llamarlos “Año Bicentenario” (supongo que por alusión al 19 de abril de 1810), limitan fehaciente el contexto y evolución geo-histórica de un conjunto de situaciones políticas, sociales y militares, las cuales incluso antes de 1810 con los movimientos revolucionarios de esclavos, negros y mestizos dirigidos por José Leonardo Chirino y José Caridad González (1795), la sublevación de Manuel Gual y José María España (1797), o el desembarco en costas venezolanas del “Quijote sin locura”, como una vez llamara Napoleón Bonaparte a Francisco de Miranda, a bordo del “Leander” (1806) en búsqueda de la independencia venezolana, e incluso la lucha clandestina y comunicacional de la época que iniciara el propio Miranda con el periódico “El Colombiano” como pionero contra las huestes españolas que sometían a nuestros pueblos, sin duda, fueron escenarios de batallas tanto físicas como de pensamiento que tendrían un marcado impacto sobre los sucesos derivados en las acciones pre y pos-independentistas de 1810.

El período bicentenario debería comenzar por generar profundas reflexiones sobre el tipo de aprendizaje pedagógico y andragógico que reciben los estudiantes en relación con la Historia de Venezuela, el cual en muchos casos, se encuentra muy limitado, no sólo por la escasa y confusa difusión de los contenidos en términos de interpretación histórica, sino por el desinterés que muestran los estudiantes, especialmente los adolescentes, (y peor aún docentes), tal vez no por la narrativa histórica en concreto, sino por la desidia y el abandono en la práctica de la lectura. Igualmente, esta divulgación debe ser extendida a través de todos los escenarios de la vida académica y laboral, en donde los institutos educativos, de manera conjunta con la radio, la televisión e Internet; en vez de convertirse en elementos distorsionadores de la información, sean instrumentos de equilibrio y objetividad en la discusión de los hechos históricos, sobre todo lo relacionado con las luchas inequívocas libradas por nuestros antepasados en contra del imperialismo español y las oligarquías criollas, quienes sometieron al pueblo al destierro y la incautación de sus tierras; realidad que todavía sigue plasmada en la evolución de la historia venezolana, y que hoy algunos pretenden tergiversar con señalamientos que no resisten ninguna investigación documental.

Sobre el escaso interés por la lectura, especialmente por los libros de Historia de Venezuela, damos la bienvenida al Período Bicentenario con el agravante que las bibliotecas escolares y de sala, tanto en escuelas, liceos y universidades (oficiales como privados), se encuentran sin potenciales lectores, y quienes se atreven a visitarlas sólo lo realizan por investigaciones propias sobre un tema determinado con exclusivo interés por el cumplimiento de un trabajo o una asignación académica; mientras irónicamente, conseguimos los “cibers” o “salas de navegación” repletos de estudiantes, la mayoría utilizando la internet y no precisamente para la lectura sino para otras actividades orientadas con sus intereses a través del “chateo”, el “facebook” y, la práctica de videojuegos (por lo general de corte violento). En este sentido, esperamos que las “investigaciones” que los profesores(as) asignen a sus estudiantes con motivo del Período Bicentenario no se conviertan en una infeliz acción de “cortar y pegar” con bonitas impresiones, pero nulas en el análisis, la interpretación y la conclusión socio-histórica pertinente.

Estamos en tiempos de conocimiento o ignorancia. Construir espacios para lograr objetivos análisis históricos requiere de la escritura de ensayos, la dramatización del teatro, la vocalización de la poesía de lucha, el escudriñamiento de los libros como “Venezuela Heroica” de Eduardo Blanco, la visita a los museos y sitios de interés geo-históricos, y la voluntad educativa por parte de docentes realmente comprometidos para explicar a nuestros niños y jóvenes, la importancia y el compromiso de formación que heredamos de los próceres en los valores de libertad, igualdad y de pensamiento bolivariano.
Por: Javier Antonio Vivas Santana

1 comentario:

Lucas Blanco Acosta dijo...

Las Falsas Independencias y sus Bicentenarios

La mayoría de acontecimientos que se usan como paradigmas de adoctrinamiento, siempre esconden una historia secreta y tienen el propósito de subvertir la realidad del pasado, desincronizándola y reprogramándola, para usarla torcidamente; con el fin de despojar derechos y bienes intrínsecos de los pueblos; eliminar competencias e instaurar autoridades en diferentes bandos, representándose estas como autónomas, pero engañosamente genuflexas a sus secretos mecenas; a quienes terminan beneficiando, para perplejidad y desconcierto de sus ingenuos seguidores.
Las independencias de los países americanos y sus falsa repúblicas, no fueron otra cosa que un nuevo instrumento de esclavización, ya no a las monarquías europeas clásicas; fue un neoesclavismo basado en el financiamiento y la deuda, en la provisión de armas y ejércitos; y para que no les faltaran razones a los pueblos para usar y depender de todo esto, también les facilitaron los idealismos de derecha y de izquierda, y hasta los del centro. Cuando supuestos nacionalistas confiesan al mundo que solo le compran armas al oriente o al occidente, descaradamente mienten; porque la banca mundial y la industria bélica de la derecha y de la izquierda en todo el mundo, es una sola. Representada por más de dos siglos por el pulpo bancario llamado: La City de Londres o la Banca Rothschild.
El fundador de la dinastía bancaria M.A. Rothschild, engendró 19 hijos, que en su mayoría fueron distribuidos en el mundo, principalmente en Europa; para encubiertamente consolidar su obtenida influencia financiera, fue la principal beneficiaria de las independencias americanas y de la misma revolución francesa o de la ridiculización de las monarquías para lograr su desmantelación en “repúblicas”; su fortuna fue producto del desfalco al príncipe Federico Guillermo III de Prusia en su exilio; y del alquiler de tropas, armas y préstamos bancarios, en guerras creadas entre Estados, con el objeto de financiar ambos bandos. Para fortalecerse más que las mismas monarquías y empezar a establecer su centro de operaciones globales, en 1806, desde Inglaterra; así la Casa Rothschild tomó encubiertamente el control de la economía de Europa y América, hasta hoy. Empezando a establecer en el mundo una nueva monarquía mundial secreta; la financiera.
El barón M.A. Rothschild profesaba:
“Denme el control sobre la moneda de una nación y no me importa quién haga sus leyes.”
Es importante destacar que hubo tres factores comunes en la iniciación de todas nuestras “repúblicas”; el primero fue la solicitud de créditos financieros por parte de todas estas nuevas naciones a la Banca Rothschild y su indefinitiva dependencia económica a ellos o el inicio del esclavismo moderno, porque prácticamente las nuevas naciones se autohipotecaron a la Bolsa de Londres; el segundo fue la provisión y presencia de armas y tropas inglesas en nuestras supuestas independencias, prueba insigne de la nueva transferencia o encubierta colonización; el tercero es que fue un proceso de “emancipación” que no tardó en quedar completamente controlado por los miembros de la Logia Masónica Lautarina, dirigida también desde Londres por redes internacionales secretas, genuinos gestores por grados, de los destinos y la consolidación de un gobierno mundial o esclavización de todos los pueblos.