Nuestro Estado Cojedes

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miércoles, 1 de febrero de 2012

POESÍA DEL SUR


GUILLERMO IBÁÑEZ
(Rosario, Argentina - 1949 - )
Guillermo Ibáñez nació en Rosario, Argentina, en 1949.
Ha publicado una veintena de libros de poesía y narrativa y dirigido varias revistas literarias, entre las que por su trascendencia, cabe destacar “Runa” en los 60’y 70’ y “Poesía de Rosario”, que aparece desde los 90’, y se encuentra en www.bibliele.com/interpoe










POEMA DE AMOR


I


Por vos que sos
como brisa de mediodía
compañía de guitarra
silencio de ocaso
como culminación de rito sagrado
constelación que abarca el universo
sombra y agua para el caminante del desierto
vestal en los corredores del infierno
ángel entre las nubes del cielo
que sos como un pequeño río
sin profundidades ni turbulencias
fugaz en la presencia de la piel
eviterna en todas las memorias
aún en aquella de mi muerte
y camino inaugural de la esperanza,




II


Por vos con suspiros de último adios
ligereza de ave y paso de puntillas
mirada de simpatía y de felino
al borde de abalanzarse sobre su presa
con sueños de pájaros y paisajes
temblor de piel vibrátil y sensible
espacio para el mundo en el corazón
y despertar de caricias sobre todos
con cuerpo de ninfa del aire
mirada de amanecer eterno
música de piano en salón barroco
y movimientos de baile como figura de Degas
con manos de viento, de terneza, de refugio
con destino de agua
en el cuenco de las manos de un sediento,




III


con ojos como ilusión de oasis
en la desesperanza de los años
ojos de llamas voraces
cuando iluminas el cuarto
y te derramas hacia mi espera
cuando me atraes con su brillo
y me encierras en tu nombre
ojos como laberintos en los que me interno
aún sabiendo que ninguna Ariadna
quedó con un ovillo para el regreso
porque perderse en vos
es como hallarse a uno mismo
en esa instancia suprema
que alguna vez en la vida
nos ofrece el amor,




IV


Con sexo de gozo y de tormento
sexo de crepúsculo y averno
donde pueda extraviarse
ese caminante innominado de mis días
sexo de periplo desconocido
donde pueda ser
el nuevo argonauta
con mi nave palpitante
sexo memorable
en el presidio del olvido
sexo de elegía después de devorarme
con sexo de flor y de locura
con sexo de fragua perfecta
para procrear
un nuevo humano sin angustias,




V


Con voz de resonancia
en los niveles del aire
voz de calma y de arrullo
voz de brisa
entre las hojas de los árboles
voz de susurro
en la oquedad de la espera
voz de confesión y de plegaria
voz de agua
contra las rocas de la orilla
con voz de grito de libertad
en el exilio de la palabra
y con silencio
de encadenada amante
al que te ama,








ALMANDRADE - ANTONIO LUIS M. ANDRADE(Brasil - 1981 - )


Almandrade, por Antônio Luiz M. Andrade:  É arquiteto, poeta e artista plástico baiano.. Como artista plástico já participou de quatro bienais internacionais em São Paulo, além de várias outras exposições no país e no exterior. Editou em 74 a revista “Semiótica” e, seus poemas procuram dar às palavras intensidade plástica, forma. Publicou os livros “O Sacrifício dos Sentidos”, “Obscuridade do Riso”, “Poemas”, “Suor Noturno,” “Arquitetura de Algodão”. É um dos grandes nomes brasileiros do poema visual.

    Natal

    Uma voz nua
    canta o sentimento
    conversa de natal
    a solidão
    nos contempla
    somos habitados
    pela música
    da noite.

                 

        Noite de Natal

        Atrás da canção
        uma grande lua
        a estrela da festa
        sinos da madrugada
        que ninguém mais
        escuta
        despertam
        lembranças distantes.

 

    Uma foto do Natal

    No ar
    a coreografia
    de uma flauta
    antigas velas
    ainda acesas
    velhas ceias
    em preto e branco
    esperando
    a madrugada
    e a festa
    ...
    O natal se arrasta
    Lentamente. 

LA CONTINUIDAD DE LOS PARQUES - JULIO CORTÁZAR. (Cortesía de LetrasKiltras)



Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regre-saba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda aca-riciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómoda-mente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los venta-nales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los hé-roes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último en-cuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restañaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía ape-nas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.

Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las pala-bras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Na-die en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.
SOBRE EL AUTOR.


¿Qué es un mago?


"Demasiada gente habla de magia sin saber lo que es un mago. Un
verdadero mago es un creador que posee ante todo una ciencia.
Pero esta ciencia debe también ser sostenida y vivificada por el
amor. En este momento, las palabras que pronuncia son
verdaderamente palabras mágicas, porque están llenas de esta
luz y de este amor que las hacen ser poderosas hasta el punto de
gobernar sobre la materia. La palabra sólo puede ser creadora,
sólo puede actuar sobre la materia para modelarla, si está
llena de amor y de luz.
Cada criatura de Dios tiene la posibilidad de poseer un día
esta palabra mágica. Así pues, si también vosotros trabajáis
con la luz y el amor, vuestras palabras producirán efectos en
toda la creación, en el mundo visible y en el mundo invisible:
pondrán en marcha no sólo a los humanos, sino también a los
espíritus de los cuatro elementos, los ángeles, los arcángeles
y las divinidades."
Omraam Mikhaël Aïvanhov

jueves, 22 de diciembre de 2011

LA MAFIA MÉDICA



La autora de La mafia médica acabó sus estudios de Medicina en 1967, una época en la que -como ella misma confiesa- estaba convencida de que la Medicina era extraordinaria y de que antes del final del siglo XX se tendría lo necesario para curar cualquier enfermedad. Sólo que esa primera ilusión fue apagándose hasta extinguirse. 
-¿Por qué esa decepción? 
Porque empecé a ver muchas cosas que me hicieron reflexionar. Por ejemplo, que no todas las personas respondían a los maravillosos tratamientos de la medicina oficial. Además, en aquella época entré en contacto con varios ’terapeutas suaves’ -es decir, practicantes de terapias no agresivas (en francés Médecine Douce) – que no tuvieron reparo alguno en abrirme sus consultas y dejarme ver lo que hacían. Y llegué pronto a la conclusión de que las medicinas no agresivas son más eficaces, más baratas y, encima, tienen menores efectos secundarios. 
-Y supongo que empezó a preguntarse por qué en la Facultad nadie le había hablado de esas terapias alternativas no agresivas 
Así es. Luego mi mente fue más allá y empecé a cuestionarme cómo era posible que se tratara de charlatanes a personas a las que yo misma había visto curar y por qué se las perseguía como si fueran brujos o delincuentes. Por otra parte, como médico había participado en muchos congresos internacionales -en algunos como ponente- y me di cuenta de que todas las presentaciones y ponencias que aparecen en tales eventos están controladas y requieren obligatoriamente ser primero aceptadas por el ’comité científico’ organizador del congreso. ¿Y quién designa a ese comité científico? Pues generalmente quien financia el evento: la industria farmacéutica. ¡Sí, hoy son las multinacionales las que deciden hasta qué se enseña a los futuros médicos en las facultades y qué se publica y expone en los congresos de medicina! El control es absoluto. 
-Y eso fue clarificador para usted… 
Y tanto. Darme cuenta del control y de la manipulación a la que están sometidos los médicos -y los futuros médicos, es decir, los estudiantes- me hizo entender claramente que la Medicina es, ante todo, un negocio. La Medicina está hoy controlada por los seguros -públicos o privados, da igual- porque en cuanto alguien tiene un seguro pierde el control sobre el tipo de medicina al que accede. Ya no puede elegir. Es más, los seguros determinan incluso el precio de cada tratamiento y las terapias que se van a practicar. Y es que si miramos detrás de las compañías de seguros o de la seguridad social… encontramos lo mismo. 
-El poder económico 
Exacto, es el dinero quien controla totalmente la Medicina. Y lo único que de verdad interesa a quienes manejan este negocio es ganar dinero. ¿Y cómo ganar más? Pues haciendo que la gente esté enferma…. porque las personas sanas no generan ingresos. La estrategia consiste, en suma, en tener enfermos crónicos que tengan que consumir todo tipo de productos paliativos, es decir, para tratar sólo síntomas; medicamentos para aliviar el dolor, bajar la fiebre, disminuir la inflamación… pero nunca fármacos que puedan resolver una dolencia. Eso no es rentable, no interesa. La medicina actual está concebida para que la gente permanezca enferma el mayor tiempo posible y compre fármacos; si es posible, toda la vida. 
UN SISTEMA DE ENFERMEDAD 
-Infiero que ésa es la razón de que en su libro se refiera al sistema sanitario como ’sistema de enfermedad’ 
Efectivamente. El llamado sistema sanitario es en realidad un sistema de enfermedad. Se practica una medicina de la enfermedad y no de la salud. Una medicina que sólo reconoce la existencia del cuerpo físico y no tiene en cuenta ni el espíritu, ni la mente, ni las emociones. Y que además trata sólo el síntoma y no la causa del problema. Se trata de un sistema que mantiene al paciente en la ignorancia y la dependencia, y al que se estimula para que consuma fármacos de todo tipo. 
-Se supone que el sistema sanitario está al servicio de las personas 
Está al servicio de quien le saca provecho: la industria farmacéutica. De manera oficial -puramente ilusoria- el sistema está al servicio del paciente pero, oficiosamente, en la realidad, el sistema está a las órdenes de la industria que es la que mueve los hilos y mantiene el sistema de enfermedad en su propio beneficio. Se trata, en suma, de una auténtica mafia médica, de un sistema que crea enfermedades y mata por dinero y por poder. 
-¿Y qué papel juega el médico en esa mafia? 
El médico es -muchas veces de forma inconsciente, es verdad- la correa de transmisión de la gran industria. Durante los 5 a 10 años que pasa en la Facultad de Medicina el sistema se encarga de inculcarle unos determinados conocimientos y de cerrarle los ojos a otras posibilidades. Posteriormente, en los hospitales y congresos médicos, se les refuerza en la idea de que la función del médico es curar y salvar vidas, de que la enfermedad y la muerte son fracasos que debe evitar a toda costa y de que la enseñanza recibida es la única válida. Además se les enseña que el médico no debe implicarse emocionalmente y que es un ’dios’ de la salud. De ahí que incluso exista caza de brujas entre los propios profesionales de la medicina. La medicina oficial, la ’científica’, no puede permitir que existan otras formas de curar que no sean serviles al sistema. 
-El sistema, en efecto, pretende hacer creer que la única medicina válida es la llamada ’medicina científica’, la que usted aprendió y de la que ha renegado. Precisamente en el mismo número en que va a aparecer su entrevista publicamos un artículo al respecto 
La medicina científica está enormemente limitada porque se basa en la física materialista de Newton: tal efecto obedece a tal causa. Y, por ende, tal síntoma precede a tal enfermedad y requiere tal tratamiento. Se trata de una medicina que además sólo reconoce lo que se ve, se toca o se mide y niega toda conexión entre las emociones, el pensamiento, la conciencia y el estado de salud del físico. Y cuando se la importuna con algún problema de ese tipo le cuelga la etiqueta de ’enfermedad psicosomática’ al paciente y le envía a casa tras recetarle pastillas para los nervios. 
-Es decir, que a su juicio, la medicina convencional sólo se ocupa de hacer desaparecer los síntomas. 
Salvo en lo que a cirugía se refiere, los antibióticos y algunas pocas cosas más, como los modernos medios de diagnóstico, sí.. Da la impresión de curar pero no cura. Simplemente elimina la manifestación del problema en el cuerpo físico pero éste, tarde o temprano, resurge. 
-A su juicio, pues, dan mejor resultado las llamadas medicinas suaves o no agresivas 
Son una mejor opción porque tratan al paciente de forma holística y le ayudan a sanar… pero tampoco curan. Mire, cualquiera de las llamadas medicinas alternativas constituyen una buena ayuda pero son sólo eso: complementos. Porque el verdadero médico es uno mismo. Y cuando uno es consciente de su soberanía sobre la salud deja de necesitar terapeutas. El enfermo es el único que puede curarse. Nadie puede hacerlo en su lugar. La autosanación es la única medicina que cura. La cuestión es que el sistema trabaja para que olvidemos nuestra condición de seres soberanos y nos convirtamos en seres sumisos y dependientes. En nuestras manos está, pues, romper esa esclavitud. 
-Y, en su opinión, ¿por qué las autoridades políticas, médicas, mediáticas y económicas lo permiten? ¿Por qué los gobiernos no acaban con este sistema de enfermedad, costosísimo por otra parte? 

A ese respecto tengo tres hipótesis. La primera es que quizás no saben que todo esto está pasando… pero es difícil de aceptar porque la información está a su alcance desde hace muchos años y en los últimos veinte años son ya varias las publicaciones que han denunciado la corrupción del sistema y la conspiración existente. La segunda hipótesis es que no pueden acabar con ello… pero también resulta difícil de creer porque los gobiernos tienen el suficiente poder. 
-Y la tercera, supongo, es que no quieren acabar con el sistema 
Pues lo cierto es que, eliminadas las otras dos hipótesis, ésa parece la más plausible. Y si un Gobierno se niega a acabar con un sistema que arruina y mata a sus ciudadanos es porque forma parte de él, porque forma parte de la mafia. 
LA MAFIA MÉDICA 
-¿Quiénes integran, a su juicio, la ’mafia médica’? 
A diferentes escalas y con distintas implicaciones, por supuesto, la industria farmacéutica, las autoridades políticas, los grandes laboratorios, los hospitales, las compañías aseguradoras, las Agencias del Medicamento, los colegios de médicos, los propios médicos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) -el Ministerio de Sanidad de la ONU- y, por supuesto, el gobierno mundial en la sombra del dinero.
-Tenemos entendido que para usted la Organización Mundial de la Salud es ’la mafia de las mafias 
Así es. Esa organización está completamente controlada por el dinero. La OMS es la organización que establece, en nombre de la salud, la ’política de enfermedad’ en todos los países. Todo el mundo tiene que obedecer ciegamente las directrices de la OMS. No hay escapatoria. De hecho, desde 1977, con la Declaración de Alma Ata, nadie puede escapar de su control. 
-¿En qué consiste esa declaración? 

Se trata de una declaración que da a la OMS los medios para establecer los criterios y normas internacionales de práctica médica. Se desposeyó así a los países de su soberanía en materia de salud para transferirla a un gobierno mundial no elegido cuyo ’ministerio de salud’ es la OMS. Desde entonces ’derecho a la salud’ significa ’derecho a la medicación’. Así es como se han impuesto las vacunas y los medicamentos a toda la población del globo. 
-Una labor que no se cuestiona 
Claro, porque, ¿quién va a osar dudar de las buenas intenciones de la Organización Mundial de la Salud? Sin embargo, hay que preguntarse quién controla a su vez esa organización a través de la ONU: el poder económico. 
-¿Cree que ni siquiera las organizaciones humanitarias escapan a ese control? 

Por supuesto que no. Las organizaciones humanitarias también dependen de la ONU, es decir, del dinero de las subvenciones. Y, por tanto, sus actividades están igualmente controladas. Organizaciones como Médicos Sin Fronteras creen que sirven altruistamente a la gente pero en realidad sirven al dinero. 
-Una mafia sumamente poderosa 
Omnipotente, diría yo. Ha eliminado toda competencia. Hoy día a los investigadores se les ’orienta’. Los disidentes son encarcelados, maniatados y reducidos al silencio. A los médicos ’alternativos’ se les tilda de locos, se les retira la licencia o se les encarcela también. Los productos alternativos rentables han caído igualmente en manos de las multinacionales gracias a las normativas de la OMS y a las patentes de la Organización Mundial del Comercio. Las autoridades y sus medios de comunicación social se ocupan de alimentar entre la población el miedo a la enfermedad, a la vejez y a la muerte. De hecho, la obsesión por vivir más o, simplemente, por sobrevivir ha hecho prosperar incluso el tráfico internacional de órganos, sangre y embriones humanos. Y en muchas clínicas de fertilización en realidad se ’fabrican’ multitud de embriones que luego se almacenan para ser utilizados en cosmética, en tratamientos rejuvenecedores, 
etc. Eso sin contar con que se irradian los alimentos, se modifican los genes, el agua está contaminada, el aire envenenado… Es más, los niños reciben absurdamente hasta 35 vacunas antes de ir a la escuela. Y así, cada miembro de la familia tiene ya su pastillita: el padre, la Viagra; la madre, el Prozac; el niño, el Ritalin. Y todo esto, ¿para qué? Porque el resultado es conocido: los costes sanitarios suben y suben pero la gente sigue enfermando y muriendo igual. 
LAS AUTORIDADES MIENTEN 
-Lo que usted explica del sistema sanitario imperante es una realidad que cada vez más gente empieza a conocer pero nos han sorprendido algunas de sus afirmaciones respecto a lo que define como ’las tres grandes mentiras de las autoridades políticas y sanitarias’ 
Pues lo reitero: las autoridades mienten cuando dicen que las vacunas nos protegen, mienten cuando dicen que el sida es contagioso y mienten cuando dicen que el cáncer es un misterio. 
-Bien, hablemos de ello aunque ya le adelanto que en la revista no compartimos algunos de sus puntos de vista. Si le parece, podemos empezar hablando de las vacunas. A nuestro juicio, afirmar que ninguna vacuna es útil no se sostiene. Otra cosa, que sí compartimos, es que algunas son ineficaces y otras inútiles; a veces, hasta peligrosas 
Pues yo mantengo todas mis afirmaciones. La única inmunidad auténtica es la natural y ésa la desarrolla el 90% de la población antes de los 15 años. Es más, las vacunas artificiales cortocircuitan por completo el desarrollo de las primeras defensas del organismo. Y que las vacunas tienen riesgos es algo muy evidente; a pesar de lo cual se oculta. Por ejemplo, una vacuna puede provocar la misma enfermedad para la que se pone. ¿Por qué no se advierte? También se oculta que la persona vacunada puede transmitir la enfermedad aunque no esté enferma. Asimismo, no se dice que la vacuna puede sensibilizar a la persona frente a la enfermedad. Aunque lo más grave es que se oculte la inutilidad constatada de ciertas vacunas. 
-¿A cuáles se refiere? 
A las de enfermedades como la tuberculosis y el tétanos, vacunas que no confieren ninguna inmunidad; la rubéola, de la que el 90% de las mujeres están protegidas de modo natural; la difteria, que durante las mayores epidemias sólo alcanzaba al 7% de los niños a pesar de lo cual hoy se vacuna a todos; la gripe y la hepatitis B, cuyos virus se hacen rápidamente resistentes a los anticuerpos de las vacunas. 
-¿Y hasta qué punto pueden ser también peligrosas? 
Las innumerables complicaciones que causan las vacunas -desde trastornos menores hasta la muerte- están suficientemente documentadas; por ejemplo, la muerte súbita del lactante. Por eso hay ya numerosas protestas de especialistas en la materia y son miles las demandas judiciales que se han interpuesto contra los fabricantes. Por otra parte, cuando se examinan las consecuencias de los programas de vacunaciones masivas se extraen conclusiones esclarecedoras. 
-Le agradecería que mencionara algunas 

Mire, en primer lugar las vacunas son caras y le suponen a los estados un gasto de miles de millones de euros al año. Por tanto, el único beneficio evidente y seguro de las vacunas… es el que obtiene la industria. Además, la vacunación estimula el sistema inmune pero, repetida la vacunación, el sistema se agota. Por tanto, la vacuna repetida puede hacer, por ejemplo, estallar el ’sida silencioso’ y garantizar un ’mercado de la enfermedad’ perpetuamente floreciente. Más datos: la vacunación incita a la dependencia médica y refuerza la creencia de que nuestro sistema inmune es ineficaz. Aunque lo más horrible es que la vacunación facilita los genocidios selectivos pues permite liquidar a personas de cierta raza, de cierto grupo, de cierta región… Sirve como experimentación para probar nuevos productos sobre un amplio muestrario de la población y es un arma biológica potentísima al servicio de la guerra biológica porque permite 

intervenir en el patrimonio genético hereditario de quien se quiera. 

-Bueno, es evidente que hay muchas cosas de las que se puede hacer un buen o mal uso pero eso depende de la voluntad e intención de quien las utiliza. Bien, hablemos si le parece de la segunda ’gran mentira’ de las autoridades: usted afirma que el Sida no es contagioso. Y perdone, pero así como el resto de sus afirmaciones en este ámbito nos han parecido razonadas y razonables, no hemos visto que argumente esa afirmación 


Yo afirmo que la teoría de que el único causante del sida es el VIH o Virus de la Inmunodeficiencia Adquirida es falsa. Ésa es la gran mentira. La verdad es que tener el VIH no implica necesariamente desarrollar sida. Porque el sida no es sino una etiqueta que se ’coloca’ a un estado de salud al que dan lugar numerosas patologías cuando el sistema inmune está bajo. Y niego que tener sida equivalga a muerte segura. Pero, claro, esa verdad no interesa. Las autoridades nos imponen a la fuerza la idea de que el Sida es una enfermedad causada por un solo virus a pesar de que el propio Luc Montagnier, del Instituto Pasteur, co-descubridor oficial del VIH en 1983, reconoció ya en 1990 que el VIH no es suficiente por sí solo para causar el sida. Otra evidencia es el hecho de que hay numerosos casos de sida sin virus VIH y numerosos casos de virus VIH sin sida (seropositivos). Por otro lado, aún no se ha conseguido demostrar que el virus VIH cause el 
sida, lo cual es una regla científica elemental para establecer una relación causa-efecto entre dos factores. Lo que sí se sabe, sin embargo, es que el VIH es un retrovirus inofensivo que sólo se activa cuando el sistema inmune está debilitado. 
-Por cierto, usted afirma en su libro que el VIH fue creado artificialmente en un laboratorio 
Sí. Investigaciones de eminentes médicos indican que el VIH fue creado mientras se hacían ensayos de vacunación contra la hepatitis B en grupos de homosexuales. Y todo indica que el continente africano fue contaminado del mismo modo durante campañas de vacunación contra la viruela. Claro que otros investigadores van más lejos aún y afirman que el virus del sida fue cultivado como arma biológica y después deliberadamente propagado mediante la vacunación de grupos de población que se querían exterminar. 
-También observamos que ataca duramente la utilización del AZT para tratar el sida 
Ya en el Congreso sobre SIDA celebrado en Copenhague en mayo de 1992 los ’supervivientes del sida’ afirmaron que la solución entonces propuesta por la medicina científica para combatir el VIH, el AZT, era absolutamente ineficaz. Hoy eso está fuera de toda duda. Pues bien, yo afirmo que se puede sobrevivir al sida… pero no al AZT. Este medicamento es más mortal que el sida. El simple sentido común permite entender que no es con fármacos inmunodepresores como se refuerza el sistema inmunitario. Mire, el sida se ha convertido en otro gran negocio. Por tanto, se promociona ampliamente combatirlo porque ello da mucho dinero a la industria farmacéutica. Es así de simple. 
-Hablemos de la ’tercera gran mentira’ de las autoridades: la de que el cáncer es un misterio 
El llamado cáncer, es decir, la masiva proliferación anómala de células, es algo tan habitual que todos lo padecemos varias veces a lo largo de nuestra vida. Sólo que cuando eso sucede el sistema inmunitario actúa y destruye las células cancerígenas. El problema surge cuando nuestro sistema inmunitario está débil y no puede eliminarlas. Entonces el conjunto de células cancerosas acaba creciendo y formando un tumor. 
-Y es en ese momento cuando se entra en el engranaje del ’sistema de enfermedad’ 
Así es. Porque cuando se descubre un tumor se le ofrece de inmediato al paciente, con el pretexto de ayudarle, que elija entre estas tres posibilidades o ’formas de tortura’: amputarle (cirugía), quemarle (radioterapia) o envenenarle (quimioterapia). Ocultándosele que hay remedios alternativos eficaces, inocuos y baratos. Y después de cuatro décadas de ’lucha intensiva’ contra el cáncer, ¿cuál es la situación en los propios países industrializados? Que la tasa de mortalidad por cáncer ha aumentado. Ese simple hecho pone en evidencia el fracaso de su prevención y de su tratamiento. Se han despilfarrado miles de millones de euros y tanto el número de enfermos como de muertos sigue creciendo. Hoy sabemos a quién beneficia esta situación. Como sabemos quién la ha creado y quién la sostiene. En el caso de la guerra todos sabemos que ésta beneficia sobre todo a los fabricantes y traficantes de armas. Bueno, pues en medicina quienes se 
benefician son los fabricantes y traficantes del ’armamento contra el cáncer’; es decir, quienes están detrás de la quimioterapia, la radioterapia, la cirugía y toda la industria hospitalaria. 
LA MAFIA, UNA NECESIDAD EVOLUTIVA 
-Sin embargo, a pesar de todo, usted mantiene que la mafia médica es una necesidad evolutiva de la humanidad. ¿Qué quiere decir con esa afirmación? 
Verá, piense en un pez cómodamente instalado en su pecera. Mientras tiene agua y comida, todo está bien pero si le empieza a faltar el alimento y el nivel del agua desciende peligrosamente el pez decidirá saltar fuera de la pecera buscando una forma de salvarse. Bueno, pues yo entiendo que la mafia médica nos puede empujar a dar ese salto individualmente. Eso sí, habrá mucha gente que preferirá morir a saltar. 
-Pero para dar ese salto es preciso un nivel de conciencia determinado 
Sí. Y yo creo que se está elevando mucho y muy rápidamente. La información que antes se ocultaba ahora es pública: que la medicina mata personas, que los medicamentos nos envenenan, etc. Además, el médico alemán Ryke Geerd Hamer ha demostrado que todas las enfermedades son psicosomáticas y las medicinas no agresivas ganan popularidad. La mafia médica se desplomará como un castillo de naipes cuando un 5% de la población pierda su confianza en ella. Basta que ese porcentaje de la población mundial sea consciente y conectado con su propia divinidad. Entonces decidirá escapar de la esclavitud a la que le tiene sometida la mafia y el sistema actual se derrumbará. Tan sencillo como eso. 
-¿Y en qué punto cree que estamos? 
Pues no sabría cuantificarlo pero pienso que probablemente en menos de 5 años todo el mundo se dará cuenta ya de que cuando va al médico va a un especialista de la enfermedad y no a un especialista de la salud. Dejar a un lado la llamada ’medicina científica’ y la seguridad que propone para ir a un terapeuta es ya un paso importante. También lo es perder el respeto y la obediencia ciega al médico. El gran paso es decir no a la autoridad exterior y decir sí a nuestra autoridad interior. 
-¿Y qué es lo que nos impide romper con la autoridad exterior? 
El miedo. Tenemos miedo a no acudir al médico. Pero es el miedo, por sí mismo, quien nos puede enfermar y matar. Nos morimos de miedo. Se nos olvida que la naturaleza humana es divina, es decir, concebida para comportarnos como dioses. ¿Y desde cuándo los dioses tienen miedo? Cada vez que nos comportamos de manera diferente a la de un dios nos ponemos enfermos. Esa es la realidad. 
-¿Y qué cree que pueden hacer los medios de comunicación para contribuir a la elevación de la conciencia en esta materia? 

Informar sin intentar convencer. Decir lo que sabéis y dejar a la gente hacer lo que quiera con la información. Porque intentar convencerles sería imponer otra verdad y de nuevo estaríamos en otra guerra. Se necesita sólo dar referencias. Basta decir las cosas. Luego, la gente las escuchará si resuenan en ellos. Y si su miedo es mayor que su amor por sí mismos dirán: ’Eso es imposible’. En cambio, si tienen abierto el corazón, escucharán y se cuestionarán sus convicciones. Es entonces, en ese momento, cuando quieran más, cuando se les puede dar más información. 

Animales literarios en el paisaje


“Lo más importante no es ya la existencia de “Krakers”, sino las ideas que profesan, pues de hecho, el grupo pudiera desaparecer, más, no así las ideas, que provocan un daño terrible y en nada ayudan sino que obstaculizan el desarrollo de la joven poesía y arte venezolanos,…”
Javier Brizuela (grupo literario Labraga).
Carlos Yusti
La adolescencia es una etapa irreal. A veces transcurre sin traumas ni contratiempos, para otros es una etapa sometida a vaivenes inesperados y singulares. De la mía recuerdo con nitidez mis primeras lecturas de Herman Hesse y ese tiempo blando (algo daliliano y frenético) que pasé con el grupo literario.
El grupo nació por azar. Un buen día sin razones de fondo todas las tardes merodeaba por la plaza Sucre en el centro de la ciudad de Valencia. Cerca estaba la escuela de teatro Ramón Zapata que hoy todavía funciona. A la cita de cada tarde llegaba Judith Pezzente, antigua condiscípula de clases en el Liceo Martín J. Sanabria. Después se incorporó Juan Aponte Celis, estudiante de ingeniería en la UC que leía mucho a Nietzsche, Humberto Gonzáles, que fue mi profesor de Castellano y literatura y Argenis Azuáje, también maestro.
Agazapados en la sombra de un café discutíamos (por horas) de lo humano y lo divino, de nuestras lecturas, de la crisis política que aguijoneaba al país y de lo acartonado que era el mundo literario y cultural a nuestro alrededor. Cuando teníamos algo de dinero llegamos como náufragos sedientos a la orilla de la barra en algún bar. Al poco tiempo se fueron anexando Alexis Gonzáles, José Pérez, José Vicente Arcila y un pintor llamado Gersón Barrientos, que tenía una prótesis en una pierna y uno de los mejores hígados que recuerde.
En una de esas interminables reuniones, en las que nos enfrascábamos con regularidad, surgió el nombre del grupo y la idea de editar una revista. El nombre “Animales Krakers” lo tomamos de una película de los hermanos Marx, en referencia a esas galletas con figuras de animales. Como cada miembro había adoptado a un animal (o un insecto) que reflejaba como espejo las peores y mejores cualidades el nombre era inmejorable y si a esto le añadimos nuestra intención de realizar un quiebre, un crack con ese medio literario anodino oficial de la godarria valenciana, las piezas del rompecabezas fueron encajando en sus lugares respectivos. En todo esto había como un juego. El nombre de la revista ZIKEH, surgió de una lluvia de nombres metidos en un sombrero y apuntaba a la psique, del griego, psyché, «alma».
Delante del café de la miseria, como decía Umbral, evaluamos nuestras finanzas y eran nulas, así que ingeniamos algunos planes para recolectar dinero. Sorteamos un sin fin de peripecias y dificultades, pero logramos un incipiente capital para editar el primer número. A la sazón de tres o cuatro años como grupo editamos cuatro números. Era una revista editada en multigrafo, tenía cien páginas y su formato era como de un cuaderno escolar a lo ancho. El contenido estaba conformado por poemas, cuentos, ensayos y un etcétera variopinto. Como no teníamos quien ilustrara los textos tuve que realizar los primeros dibujos. Otra característica de la revista fue su lenguaje soez y en muchos casos escatológico. Las razones de esta elección nunca fueron claras, quizá nuestra mayor pifia, nuestra mayor inocentada. Pensábamos que así éramos creativos, rebeldes y efectistas.
Después que el grupo se disolvió, con sus traumas respectivos, seguimos siendo amigos, pero ya sólo nos reuníamos para jugar dominó, celebrar los cumpleaños y esas cuestiones domésticas tan propias de los seres normales. Muchos hoy creo dejaron por completo la escritura y como es natural han engordado lo previsto y es hasta lógico si uno está a merced de la vida hogareña.
La pasión por la lectura nos llevó a conformar un grupo y de ese impulso inicial llegamos hacia ese otro paso vital de la escritura. Susan Sontag ha escrito: “Y el impulso de escribir casi siempre se desata por la escritura. La lectura, el amor a la lectura, es lo que incita el sueño de ser escritora”. No creo que en tiempos de Zikeh algunos de los integrantes del grupo soñara con convertirse en escritor, más bien publicábamos nuestras urgencias tipográficas por el gusto de hacerlo. Cuando se edita una revista, o se comienza a escribir, uno en verdad se hace muchas expectativas, cree que el mundo literario dará un giro completo o que la literatura es lo que uno hace y todo lo demás es sólo monte y culebra, para emplear una expresión del argot.
Muchas veces me pregunto que motivó a mis compañeros del grupo los Animales Krakers a dejar la escritura, porqué abandonaron. Quizá carecían de talento o descubrieron que a veces llevar al papel esas formidables ideas que elucubramos, esas intensas metáforas que pensamos cuando las escribimos se nos resisten y en el papel sólo quedan remedos menores de nuestros grandes pensamientos. Quizá tuvieron la suficiente entereza autocrítica para saber que sus escritos eran sólo materiales sin trascendencia. La literatura de todos los tiempos es un mapa florido de fracasos rutilantes y de malogradas experiencias con el arte de escribir, incluso muchos escritores geniales han sido unos fracasados sin remedio.
Además hacer equilibrios en esa cuerda tensa de lo que llaman vida literaria en la que se desatan las envidias, villanías y demás odios subalternos de colegas y allegados es doblemente frustrante. Enfrentar esos molinos de vientos trasmutados en camarillas, mafias y cofradías literarias que se reparten los premios, las becas y la calderilla del subsidio del estado y los pocos espacios en las revistas literarias (o páginas culturales) es tremendamente desalentador. Leonardo Sciascia le dijo en una oportunidad a Gesualdo Bufalino que escribir era sencillo, pero que publicar libros era una aventura realmente siniestra, y él lo decía con profundo conocimiento después de haber publicado una veintena de libros y haber alcanzado éxito y una relativa notoriedad.
Por que he insistido en publicar, seguir editando revistas y por sobre todo he seguido con la escribidera, como decía mi madre, no lo sé. En los días de la revista Zikeh todos éramos inéditos y esa condición nos resguardaba del fracaso, pero editar la revista fue el paso a nuestra extinción como grupo, como gente común que escribía algo y se las leía a las demás sin otra pretensión que compartir y pasar un rato distinto. Había en todo esto un dejo de irresponsabilidad y falta de seriedad. Luego la vida con sus horarios y obligaciones de gravedad y cosa te ponen en su sitio y vuelves a ser un tipejo del común que cuando joven tuvo la peregrina idea de escribir. Si yo sigo escribiendo lo hago desde esa irresponsabilidad amable que aprendí en el grupo y en libro de apuntes de Elias Canetti leí una frase que él anotó, pero perteneciente al libro de job 32:18 que puede explicar en algo el motivo por el cual sigo en la escribidera: “…porque lleno estoy de palabras, y me apremia el espíritu dentro de mí”.

martes, 6 de diciembre de 2011

SALUD: Entrevista a la Dra. Lanctot.


Entrevista realizada por Victor-M.Amela a Ghislaine Lanctot, ex médica y autora del libro “La mafia médica”, en el que cuestiona el sistema médico actual.

Nací en Montreal (Canadá). Fui médico y hoy soy Ghislaine Lactot médico del alma. Tengo cuatro hijos (de 37 a 28 años) y cuatro nietos. ¿Política? ¡Soberanía individual! Cree en ti: eres divino y lo has olvidado. La medicina actual fomenta la enfermedad, no la salud: lo denuncio en mi libro “La
mafia médica”.

Estoy griposo, ¿qué me receta?
–Nada

¿Ni un poquito de Frenadol?
-¿Para qué? ¿Para tapar síntomas? No. ¡Atienda a sus síntomas, escúchese! Y su alma le dará la receta.

Pero, ¿me meto en la cama o no?
–Pregúnteselo usted mismo, y haga lo que crea que le conviene más. ¡Crea en usted!

¡A los virus les da igual lo que yo crea!
–Ah, ya veo: elige usted el papel de víctima. Su actitud es: “He pillado una gripe. Soy víctima de un virus.   ¡Necesito medicinas!”. Pues sí, como todos…
–Pues allá usted… Mi actitud sería: “Me he regalado una gripe. ¡Soy la única responsable! Debo cuidarme un poco”. Y me metería en cama, reposaría, me relajaría, meditaría en cómo me he maltratado últimamente…

¿Se ha “regalado” una gripe, dice?
–¡Sí! Tu enfermedad viene de ti, no viene de fuera. La enfermedad es un regalo que tú te haces para encontrarte contigo mismo.

Pero nadie desea una enfermedad…
–Tu enfermedad refleja una desarmonía interior, en tu alma. Tu enfermedad es tu aliada, te señala que mires en tu alma, a ver qué te sucede. ¡Dale las gracias: te brinda la ocasión de hacer las paces contigo mismo!

Quizá sea más práctica una pastillita..
–¿Hacer la guerra a la enfermedad? Eso propone la medicina actual, y las guerras matan, traen siempre muertes.

No me dirá ahora que la medicina mata..
–¡Un tercio de las personas hospitalizadas lo son por efectos medicamentosos! En Estados Unidos, 700.000 personas mueren al año a causa de efectos secundarios de medicamentos y de tratamientos hospitalarios.

Morirían igual sin medicamentos, oiga.
–No. No si cambiamos el enfoque: la medicina actual ha olvidado la salud, ¡es una medicina de enfermedad y de muerte! No es una medicina de salud y de vida.

¿Medicina de enfermedad? Acláremelo…
–En la antigua China, un acupuntor era despedido si su paciente enfermaba. O sea, ¡el médico cuidaba de la salud! ¿Ve? Toda nuestra medicina es, pues, el fracaso total.

Prefiere medicinas alternativas, pues...
–Respetan más el organismo que la medicina industrial, desde luego: homeopatía (¡será la medicina del siglo XXI!) acupuntura, fitoterapia, reflexoterapia, masoterapia…la practica del yoga.. la meditación .. Son más baratas…
y menos peligrosas.

Pero no te salvan de un cáncer.
–¡Dígale eso a la medicina convencional! ¿Te salva ella de un cáncer?

Puede hacerlo, sí.
–Lo que hará seguro es envenenarte con cócteles químicos, quemarte con radiaciones, mutilarte con extirpaciones…
¡Y, encima, cada día aparecen más cánceres! ¿Por qué? Porque la gente vive olvidando su alma (que es divina): la paz de tu alma será tu salud, porque tu cuerpo es el reflejo material de tu alma. Si te reencuentras con tu alma, si la pacificas…, ¡no habrá cáncer!

Palabras bonitas, pero si un hijo suyo tuviese un cáncer, ¿qué haría usted?
Alimentaría su fe en sí mismo: eso fortalece el sistema inmunitario, lo que aleja al cáncer. ¡El miedo es el peor enemigo! El miedo mina tus autodefensas. ¡Nada de miedo, nada de sumisión al cáncer! Tranquilidad, convicción, delicadeza, terapias suaves…

Perdone, pero lo más sensato es acudir a un oncólogo, a un médico especialista.
–La medicina convencional debiera ser sólo un último recurso, y muy extremo… Y si tu alma está en paz, eso jamás te hará falta.

Bien, pues tengamos el alma pacificada… pero, por si acaso, pongámonos vacunas.
–¡No! Las fabrican con células ováricas de hámster cancerizadas para multiplicarlas y cultivarlas en un suero de ternera estabilizado con aluminio (eso la de la hepatitis B, con su virus): ¿inyectaría usted eso a sus hijos?

Les he hecho inyectar ya varias…
–Y yo a los míos: fui médico, y por entonces no sabía aún todo lo que hoy sé… ¡Pero hoy mis hijos no vacunan ya a sus hijos!

Yo creo que seguiré vacunándolos…
–¿Por qué? La medicina actual mata moscas a martillazos: no siempre muere la mosca, pero siempre rompe la mesa de cristal. Son tantos los dañinos efectos secundarios…

¿Por qué abominó usted de la medicina?
–Yo me hice médico para ayudar. Me dediqué a la flebología, a las varices. Llegué a tener varias clínicas. Pero fui dándome cuenta del poder mafioso de la industria médica, que atenta contra nuestra salud, ¡que vive a costa de que estemos enfermos! Lo denuncié… y me echaron del Colegio de Médicos.

O sea, ya no puede usted recetar…
–¡Mejor! Los medicamentos están fabricados pensando en la lógica industrial del máximo beneficio económico, y no pensando en nuestra salud. Al revés: si estamos enfermos, ¡la mafia médica sigue ganando dinero!

¿Y a quiénes tilda de “mafia médica”?
–A la Organización Mundial de la Salud (OMS), a las multinacionales farmacéuticas que la financian, a los gobiernos obedientes, a hospitales y a médicos (muchos por ignorancia)… ¿Y qué hay detrás? ¡El dinero!

No escoge usted enemigos pequeños...
–Lo sé, pero si me hubiera callado, hubiese enfermado y hoy estaría ya muerta.

¿Cuál ha sido su última enfermedad?
–Hace dos días, ja, ja… ¡una diarrea!

Vaya: ¿qué reflejaba eso de su alma?
–Oh, no sé, no lo he analizado… Me he limitado a no comer.. ¡y ya me siento bien!

Pero se pasa mal, ¿eh…?
–Ja, ja… Si la enfermedad te visita, ¡acógela, abrázala! ¡Haz la paz con ella! No salgas corriendo como loco en busca de un médico, de un salvador… Tu salvador vive dentro de ti. Tu salvador eres tú.
  
Bendiciones Infinitas

Lega

“Nada en esta vida es producto de la coincidencia o de la casualidad, lo que hagamos en este mundo, mientras la materia del cuerpo tenga vida, tendrá repercusiones en la eternidad de nuestro espíritu.”

A.C. Sandino

Aprendamos a poner límites a nuestros hijos, el mundo lo necesita!

Psicóloga Chilena Pilar Sordo, conversando sobre la necesidad de redimensionar el papel de la familia...

Poemas de Marcel Kemadjou


VINE
Vine, para oír la escritura
embriagarme con el canto de las palabras
que zapatean en las venas del alma
Y mi paso quedará
Vine a repetir las palabras
celebrar la costura de esos versos
nacida del oficio de tejer de la poesía
Y mi perfume quedará
Vine el corazón latiendo
y el ojo repleto de colores
desde ese viaje en las alas de las palabras
Y mi baláfono[1] quedará
Vine con el carbón del verbo
para grabar mis matices en estos corazones
alegres que celebran la amistad
Y mi entusiasmo quedará
Vine con los brazos abiertos
para abrazar las penas ocultas
y estrechar nuestras bienaventuradas diferencias
Y mi encantamiento quedará
Vine mariposa de los trópicos
a ofrecer mi frágil belleza
a los rayos de sol americano
Y mi flor quedará
Vine canto épico
a mezclar mis gruesas sonoridades
a los fraternos coros que me saludan
Y bailaremos.
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TODOS EN TODO
El Dios que yo celebro
no tiene color
si lo tiene no es Dios
no es más que una figura
sobre la que cada uno
aplica el color que le gusta
El Dios que yo celebro
no tiene forma
si la tiene no es Dios
sino una talla
delante de la cual cada uno
se inclina según su conveniencia
El Dios que yo celebro
no tiene nombre
si lo tiene no es Dios
sino una palabra
sobre la que cada uno
borda el tono de su jerga
El Dios que yo celebro
no tiene religión
si la tiene no es Dios
sino sólo un hábito
que uno se pone
según el tiempo que haga afuera
El Dios que yo celebro
está escondido detrás de una nube negra
detrás de la nube negra
de mis tribalismos
de mis racismos
mis prejuicios
mis mentiras
mis hipocresías
mis guerras
mis cocaínas
mis tráficos
mis inepcias
mis extravíos
mis putrefacciones
mis ambiciones
mis incomprensiones
mis injusticias
mis fronteras
mis torturas
mis miserias
mis atrocidades
malandrerías
cegueras
orgullos
Y
me basta
disipar
y
rechazar esa sombría nube
para ver
lo que hay de mi en el todo
del todo en mi
y todos en todo



lunes, 22 de noviembre de 2010

LA NIÑA DE LOS FÓSFOROS (HANS CRHISTIAN ANDERSEN)


La niña de los fósforos
Por Hans Christian Andersen
¡Qué frío tan atroz! Caía la nieve, y la noche se venía encima. Era el día de Nochebuena. En medio del frío y de la oscuridad, una pobre niña pasó por la calle con la cabeza y los pies desnuditos.

Tenía, en verdad, zapatos cuando salió de su casa; pero no le habían servido mucho tiempo. Eran unas zapatillas enormes que su madre ya había usado: tan grandes, que la niña las perdió al apresurarse a atravesar la calle para que no la pisasen los carruajes que iban en direcciones opuestas.

La niña caminaba, pues, con los piececitos desnudos, que estaban rojos y azules del frío; llevaba en el delantal, que era muy viejo, algunas docenas de cajas de fósforos y tenía en la mano una de ellas como muestra. Era muy mal día: ningún comprador se había presentado, y, por consiguiente, la niña no había ganado ni un céntimo. Tenía mucha hambre, mucho frío y muy mísero aspecto. ¡Pobre niña! Los copos de nieve se posaban en sus largos cabellos rubios, que le caían en preciosos bucles sobre el cuello; pero no pensaba en sus cabellos. Veía bullir las luces a través de las ventanas; el olor de los asados se percibía por todas partes. Era el día de Nochebuena, y en esta festividad pensaba la infeliz niña. 

Se sentó en una plazoleta, y se acurrucó en un rincón entre dos casas. El frío se apoderaba de ella y entumecía sus miembros; pero no se atrevía a presentarse en su casa; volvía con todos los fósforos y sin una sola moneda. Su madrastra la maltrataría, y, además, en su casa hacía también mucho frío. Vivían bajo el tejado y el viento soplaba allí con furia, aunque las mayores aberturas habían sido tapadas con paja y trapos viejos. Sus manecitas estaban casi yertas de frío. ¡Ah! ¡Cuánto placer le causaría calentarse con una cerillita! ¡Si se atreviera a sacar una sola de la caja, a frotarla en la pared y a calentarse los dedos! Sacó una. ¡Rich! ¡Cómo alumbraba y cómo ardía! Despedía una llama clara y caliente como la de una velita cuando la rodeó con su mano. ¡Qué luz tan hermosa! Creía la niña que estaba sentada en una gran chimenea de hierro, adornada con bolas y cubierta con una capa de latón reluciente. ¡Ardía el fuego allí de un modo tan hermoso! ¡Calentaba tan bien!

Pero todo acaba en el mundo. La niña extendió sus piececillos para calentarlos también; más la llama se apagó: ya no le quedaba a la niña en la mano más que un pedacito de cerilla. Frotó otra, que ardió y brilló como la primera; y allí donde la luz cayó sobre la pared, se hizo tan transparente como una gasa. La niña creyó ver una habitación en que la mesa estaba cubierta por un blanco mantel resplandeciente con finas porcelanas, y sobre el cual un pavo asado y relleno de trufas exhalaba un perfume delicioso. ¡Oh sorpresa! ¡Oh felicidad! De pronto tuvo la ilusión de que el ave saltaba de su plato sobre el pavimento con el tenedor y el cuchillo clavados en la pechuga, y rodaba hasta llegar a sus piececitos. Pero la segunda cerilla se apagó, y no vio ante sí más que la pared impenetrable y fría. 

Encendió un nuevo fósforo. Creyó entonces verse sentada cerca de un magnífico nacimiento: era más rico y mayor que todos los que había visto en aquellos días en el escaparate de los más ricos comercios. Mil luces ardían en los arbolillos; los pastores y zagalas parecían moverse y sonreír a la niña. Esta, embelesada, levantó entonces las dos manos, y el fósforo se apagó. Todas las luces del nacimiento se elevaron, y comprendió entonces que no eran más que estrellas. Una de ellas pasó trazando una línea de fuego en el cielo.

-Esto quiere decir que alguien ha muerto- pensó la niña; porque su abuelita, que era la única que había sido buena para ella, pero que ya no existía, le había dicho muchas veces: "Cuando cae una estrella, es que un alma sube hasta el trono de Dios".

Todavía frotó la niña otro fósforo en la pared, y creyó ver una gran luz, en medio de la cual estaba su abuela en pie y con un aspecto sublime y radiante. 

-¡Abuelita!- gritó la niña-. ¡Llévame contigo! ¡Cuando se apague el fósforo, sé muy bien que ya no te veré más! ¡Desaparecerás como la chimenea de hierro, como el ave asada y como el hermoso nacimiento!

Después se atrevió a frotar el resto de la caja, porque quería conservar la ilusión de que veía a su abuelita, y los fósforos esparcieron una claridad vivísima. Nunca la abuela le había parecido tan grande ni tan hermosa. Cogió a la niña bajo el brazo, y las dos se elevaron en medio de la luz hasta un sitio tan elevado, que allí no hacía frío, ni se sentía hambre, ni tristeza: hasta el trono de Dios.

Cuando llegó el nuevo día seguía sentada la niña entre las dos casas, con las mejillas rojas y la sonrisa en los labios. ¡Muerta, muerta de frío en la Nochebuena! El sol iluminó a aquel tierno ser sentado allí con las cajas de cerillas, de las cuales una había ardido por completo.

-¡Ha querido calentarse la pobrecita!- dijo alguien. 

Pero nadie pudo saber las hermosas cosas que había visto, ni en medio de qué resplandor había entrado con su anciana abuela en el reino de los cielos.