Nuestro Estado Cojedes

Nuestro Estado Cojedes

viernes, 26 de marzo de 2010

ESTACIONADOS EN LA VANGUARDIA DEL PENSAMIENTO (YENNY MORALES)


                  Estacionados  en la  vanguardia  del pensamiento.
        “¿Qué  cosa es  ser nuevo?- se dicen desesperadamente- ¿Por  qué ha  de haber novedad en el  arte, que  es  eterno; en la  sensibilidad, que está siempre hecha de  los  mismos sentidos, de  los mismos nervios?…”
                                                    Jorge Mañach.
Yenny Morales y Aurymar Grnadillo
           
Se dice, que lo  moderno es  algo inherente del  siglo XX, las  distintas propuestas  literarias que  surgen en  sus inicios en Latinoamérica necesitan ser estudiadas como un fenómeno genuinamente  americano “en  relación con las  condiciones propias en  que  nuestras  sociedades viven la  crisis y los  cambios  generales del mundo  contemporáneo”.  Al  igual  que el  Modernismo, la  Vanguardia en  Latinoamérica supone  un  espíritu de renovación,  aunque  de  espectro mucho  más amplio,  gestado en un ambiente  de experimentación mucho  más  agresivo; por  consecuencias del  conflicto  mundial de  1914 que  fueron negativas a  los dos  lados  del  océano.
            América  Latina quedaba subordinada a  los  grandes  monopolios económicos norteamericanos. En el  caso cubano, como  Paraguay, Bolivia, o  Ecuador la  falta  de  desarrollo industrial  facilita el estancamiento de  sus  economías. Este proceso se complementa con el nacimiento de  una  oposición antioligárquica  que  fortalece la presencia de las  clases medias y  el proletariado.
Todo esto conduce a  una  situación de  cuestionamiento ideológico  que  transforma la  vida económica social y  cultural del  continente. Por  esta razón, El «vanguardismo, no  sirvió  únicamente  para inventar aeroplanos, telégrafos, modernas civilizaciones, sino para dar un toque de queda estético y dar la lección histórica de que cuando las relaciones entre literatura y revolución no se hacen consecuentes, se degenera en un caos político y artístico.  La vanguardia en Guillén existe en la medida en que su verso es ruptura y fundación, voluntad de estilo y rebelde del carácter nacional.  El tratar de encontrar una expresión poética nacional con una nueva actitud ante la lengua, esa es la vanguardia cierta de Nicolás Guillén, la que implica revolución estilística, literaria y social.
Ante esta realidad, Guillén escogió la resistencia y trajo a la literatura la lengua de los bozales. Todos sabemos que desistió del romántico empeño y moldeó entonces como nadie, la lengua de los vencedores. En aquel momento, los «civilizados» lo señalaron con el dedo, lo acusaron de «bárbaro», sin percatarse de que los Motivos desencadenaban en la nación un decisivo y sintomático combate entre los «letrados artificiales» (los «falsos eruditos») y «el hombre natural».
Nicolás  Guillén centro  su ideología antioligarca  en  todas sus  obras,  fue un luchador  social a  través  de  las   armas como la pluma y la  palabra ; no es  de negar,  que el  autor fue  un revolucionario intelectual,  que participó  en  el  II encuentro de  intelectuales antifascistas, visito  los  frentes de  batalla, hizo entrevistas a los  españoles  leales,  dictó conferencias  y  recitales donde el  carácter  de su  poesía que por  un lado aparece  la  marca  rítmica  del  son afrocubano, y por  otro  es  patente el  compromiso político con la izquierda  revolucionaria.
La denuncia de Guillén coincidía con los postulados de la  Vanguardia y  dicha  denuncia iba a  recrudecerse mediante el  mensaje  antiimpealista  que ponía en  tela  de  juicio la  subordinación cubana a  los intereses norteamericanos. En  cantos para  soldados y  sones para  turistas, de  1937, se  apelaba a  los soldados estadounidenses y a  su  condición humana que desatendía la  situación del otro:

¿Quién eres? ¿A quién buscas? Saco  mi  voz y digo:
Uno a  quien el  que cuidas, pan y  tierra suprime.
Ando  en pos de un soldado que  quiera  ser mi amigo.

Denuncia  social y  rechazo del  imperialismo norteamericano convergían, de  este modo, en el mundo  que la  modernidad venía gestando, el mundo de los  avances de la   burguesía que condenaba a  las  nacientes repúblicas a un estado de  sumisión absoluta. Y  esa  queja general contra  la  injusticia, la  desigualdad y la denigración, era  la que presidía el  canto  de  Guillén.
Ahora bien,  esta  lucha  ideológica  de izquierda a  venido transcurriendo en la  humanidad desde tiempos  remotos, haciendo  un  recorrido  por  la  revolución emprendida por  Jesucristo contra los  romanos, la  revolución francesa, la  revolución rusa, la  revolución  china, la  revolución mexicana, la  revolución cubana y  ahora  en  nuestro país la  revolución bolivariana; con  el  mismo pensamiento antioligarca,  antiimperialista.
Algunos  países han logrado salir  a  flote, en éste  caso  los países europeos sobrevivieron a las injusticias oligarcas  y  hoy día,  son países  desarrollados, esa transformación de  pensamiento y de  lucha fue hecha  por  el  hombre, el  ciudadano con  sentido  de  pertenencia y  verdaderamente libre de  toda atadura. La  cultura no  puede  estar  ajena  a la política y viceversa, si  se  quiere  lograr un verdadero  cambio  en las  naciones  americanas, pues  es  de  reconocer  el  estancamiento en  países como Cuba,  México y el resto de  los países americanos que  se encuentran abatidos  por  el gran monstruo de los Estados  Unidos y  conscientes de los  desbarajustes de este imperio seguimos  estacionados en la  vanguardia del pensamiento de  Guillén, de  Ernesto  Cardenal, del Valera Mora, de  Ali primera y otros ideólogos revolucionarios que  con el  arma  de  la escritura han querido  abrir  los ojos del pueblo americano,  enrejado en la  cárcel norteamericana.
El  pensamiento  revolucionario  debe  estar ligado  a la acción, que  los hechos  hablen por  si  solos, y  las  calles estén llenas de  libres pensadores para que  el imperialismo  sienta un verdadero batallón lleno de  soldados en igualdad de  condiciones. Mientras  todo  siga  estacionado en ideología seguiremos siendo presa fácil para los  países  desarrollados. Mientras  los  soldados sigan  cuidando al  que  esta  cuidado y  no  al pueblo que  se  suprime, seguiremos inmóviles  en  busca de un  soldado que  quiera  ser nuestro  amigo.
Bajo  estas tensiones que van de  siglo  en siglo y detrás de  los  barrotes de la cárcel norteamericana les  digo: it´s  time to  change!
Yenny Morales- C.I: 10.992.121.